¡Hola, lectores! Sé que últimamente no hay mucha actividad por
aquí, ya sabéis no siempre puede uno sacar tiempo para lo que le
gusta, que en mi caso es escribir. Bueno sin demasiados preámbulos
vayamos rápidamente hacía lo que nos ocupa, una nueva reseña
breve. Hoy os traemos un libro de un autor murciano. A saber: Dos mil
noventa y seis, de Ginés Sánchez.
El libro nos habla de un mundo post apocalíptico, que hace mucho
quedó colapsado por la contaminación y que producíamos los
humanos, y donde los pocos que quedan intentan subsistir con lo que
encuentran, maltrechamente.
La verdad que es un libro interesante, hasta donde he leído,
seguimos la pista de un protagonista, cuya identidad no nos es
relevada. Me gusta la primera frase con la que empieza el libro,
bastante además.
"El aire olía a polvo quemado. El hombre vacilaba antes de
abrir cada puerta".
No he profundizado mucho más, para no engancharme, pero lo que he
leído, los primeros capítulos me han cautivado. La novela, desde el
principio tiene un aire pesadillesco, me recuerda mucho a algunas
cosas que he leído de otros autores. Esa forma de contar una
historia, como si fuera una historia más, pero creando una atmosfera
oscura, siniestra, agobiante, que nos hace ir entrando poco a poco en
el terror, cada vez más psicológico.
En ese mundo totalmente yermizado por el abuso de los recursos y la
producción indiscriminada de contaminación, los desiertos se tragan
a las ciudades, a lo que queda de ellas, grandes almacenes de
escombros y formas que un día representaron la civilización. Las
palomas, se convierten en las nuevas cucarachas, al ser el animal que
mejor sobrevive en ese nuevo páramo apocalíptico. La narración
deja algunos huecos sin rellenar en la trama, en las descripciones,
pero evidentemente de forma totalmente deliberada para que sea
nuestra imaginación la que rellene esos espacios, dando lugar a una
nueva forma de diseñar el terror, interactiva en la cuál el mismo
lector es el encargado de idear aquellas ideas y conceptos, que
dirigidos por el autor se convertirán en fuente de temor a lo largo
de la lectura.
El mundo que se nos representa, colapsado, hostil, está en sumido en
el caos, y al borde de la desaparición, durante toda la narración
una pesada melancolía acompaña a la narrativa, haciéndose
agobiante, pero no tanto como para resultar pesada, creando un
ambiente pesadillesco, pero no imposible de leer, es como una suave
oscuridad, musical, un buen terror, y no uno desesperante.
En cualquier caso, ésta novela merece ser leída, nosotros os la
recomendamos, y si os gustó, nos gustaría que nos lo dijerais,
dejando vuestra opinión abajo en los comentarios.
Como siempre, un placer haberos escrito, nos vemos en la pócima.
¡Adiós!
No hay comentarios:
Publicar un comentario