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lunes, 21 de marzo de 2016

Reseña: Huye sin mirar atrás.

Nombre: Huye sin mirar atrás.


Autor: Luis Leante.


ISBN: 978-84-683-1771-7


Número de Páginas: 220 págs.


Resumen:  El coche fue alcanzando más velocidad y empezó una aventura que jamás pensé que viviría a mis quince años. Cuando vas a cien kilómetros por hora dentro de un coche, sientes que lo que se mueve es el mundo de ahí fuera y no tú. Pero, cuando vas a ciento veinte y no llevas cristales porque alguien ha reventado de un disparo las dos lunetas, te sientes como si te hubieras lanzado en paracaídas desde la estratosfera sin botellas de oxígeno. No es vértigo, ni mareo, ni pánico, ni dolor, es todo eso a la vez multiplicado por mil. No sabría decirte la velocidad a la que íbamos, pero te aseguro que me pareció que estábamos a punto de superar la barrera del sonido. El aire atravesaba el vehículo como un huracán. Por un momento temí que la fuerza del vendaval me levantara del asiento y me lanzara por el hueco de la luna trasera. «Acuérdate, cuando se huye, no hay que mirar atrás», me había dicho Héctor.





Opinión Personal 




Bueno, hace un tiempo, un par de semanas si no me equivoco, subí al blog una entrada hablando de que esperábamos del último libro de Luis Leante. Os conté que se sabía sobre él y sobre el argumento y que sorpresas nos podía dar.

Bueno, pues para mi satisfacción, cayó en mis manos y ya lo he leído. Uy, ahora os diré que tal, porque lo he disfrutado. Reconozco que he tardado un poco en leerlo, no porque el libro sea pesado ni extenso, sino porque no he tenido mucho tiempo de poder pararme a leerlo, entre el ajetreo que llevo y unos problemas de salud que he pasado he tenido unos días intensos. El libro es fácil y rápido de leer, por mérito del escritor. Bueno, empecemos.

La historia es fabulosa, novela negra, pero no oscura, violenta o extrema, te engancha desde el principio, te sumerge, hay pocos libros que tengan esa capacidad para sumergir al lector, así que un punto a favor para Luis. Es sencillo, es decir, no es un libro complicado que nos haga partirnos la cabeza y nos abrume, es un libro que en ningún momento será pesado, lo cogeremos, empezaremos a leer, captará toda nuestra atención y de repente, lo habremos terminado, pero por otro lado eso no lo hace insulso, no se termina rápido porque esté hueco sino porque es una historia que se lee con facilidad, disfrutando cada punto y cada coma. Es novela juvenil, sí, pero eso no es un punto en contra, en absoluto. Es una muy buena novela juvenil, pero realmente puede ser leída por todas las edades. Además está tan bien hecho que seguramente a los que ya no son adeptos de este género juvenil, les servirá para ponerse en contacto con su niño/joven interior, cosa que no sólo es recomendable, también es buena. Quiero destacar que Luis ha hecho puntos en otro factor también, resulta creíble, capta la forma de pensar y de expresarse de un joven a la perfección, pero eso no la convierte en una novela inmadura, el protagonista no lo es, aunque afronta problemas de la edad, simplemente la convierte en una novela creíble, con un contexto bien trabajado, fácil de comprender y veraz.
Los personajes son increíblemente profundos, me refiero por supuesto a los que tienen más relevancia dentro de la historia, desde los jóvenes a los adultos que se citan, tienen una complejidad única, pero eso no los hace pesados, sino más bien, carismáticos, apasionantes. El protagonista nos pondrá en su situación numerosas veces, nos arrancará varias sonrisas, mientras leemos, y posiblemente alguna carcajada. Vamos a empatizar mucho con él, y habrá momentos en el que hasta el más duro notará que una lagrimilla se quiere escapar sin su permiso, porque hay situaciones que la merecen, y aunque ésta no llegue a salir, no quita el mérito del escritor al conseguir emocionarnos a veces de alegría y otras de una fina melancolía al ponernos en el lugar del personaje. Yo me he sentido muy identificado con Enrique, el prota, y me ha gustado. Como dijimos en la anterior entrada, la narración es en segunda persona, Enrique le cuenta sus desventuras a lo largo de la historia a su padre muerto.

Os voy a contar una anécdota, estaba leyendo el libro, y hay una cosa en particular que el protagonista le da vergüenza contar a su padre así que decide omitirla en la narración, explicando el porqué, bueno, la narración me tenía tan enganchado que no pude evitar, al leer tal cosa al final de este capítulo, levantar la vista de ese libro y soltar un "¡Pero serás condenado...!" que resonó por toda mi casa. Estaba tan enganchado que no pude evitar que mi curiosidad provocara esa reacción.

Me he centrado en ese personaje porque es el que más me gustó, aunque el resto son muy buenos, y porque tampoco quiero destriparos por completo el libro.

Os hará pensar, sobre muchas cosas, pero sobre todo sobre las relaciones afectuosas que mantenemos, sobre como tratamos a la gente de nuestro entorno, sobre como nos comportamos, sobre como hacemos curar las heridas difíciles, que son las de dentro y sobre como llevamos las cicatrices que creemos curadas. Es un buen libro, últimamente me cuesta encontrar esos libros buenos que merecen ser llamados "Señores Libros", Luis ha roto esa mala racha con éste, que me ha encantado. Me podría tirar horas hablando de él, pero no os quiero destripar la historia ni todos sus encantos, que tiene muchos y variados.

Destaco así algunos aspectos, que a mí personalmente me han llamado más la atención. Es un libro muy trabajado, se nota al instante de empezar a leer, y sobre todo trabajado con mucho mimo. Una lectura del todo recomendable y casi imprescindible, al menos para los más jóvenes, a los que hay que enganchar al buen hábito de leer y de aprender leyendo, de llenar la mente con lo leído. Le doy un 9 por no darle un 10, que bien podría. Os lo recomiendo de verdad.

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